Sin Título

Quisiste tú
Que hilase porcelanadamente,
Aún más
Que gritara en pos del eco incestuoso,
Corriendo por la selva de espesas raíces y frondas
Indecibles y extrañas.

Has sido tú,
Escurridizo visitante de ajeno cohorte,
Quien en mí ha sembrado aquellas
Filas, y quien cobardemente en medio
Del viaje me dejaras.

Y sin embargo, ¿no te recuerdo
Complaciente en la locura de
Mi nueva travesía en aquellas tantas
Noches de verano?. Píldora autorecetada
Ante el devenir más propio…
… y así me extasiaba.

En medio de tus blanquinegros contornos
Tejí mi lecho –sudor, sangre y lágrimas-
Y me di al exilio.

¿Qué oscuro poder tienes tú,
Que de la nada me despertaste?
¿No es sino causa-efecto
de esto que yo llamo espejo
Y otros llaman vida?

Creación Magna!
… bendita habilidad!

¿Y acaso también mi tristeza?



No has sido tú.
Tú has sido un fantasma,
Un espectador más en mi anfiteatro.
Has cooperado, sí; pero como cualquier buen asistente.

He sido yo.
He sido yo quien te ha pensado.
He sido yo que en mi camino requería
Un guía, una posada, un mapa para…
La nada, pueril desierto, insondable páramo: mi vida.
Yo, quien te pensó bajo la única excusa
De pensarme, de encontrarme, de asirme,
De ser-me.

Y sin embargo, ¿Por qué me duele ahora matarte,
Ser sin existencia, existencia por y con mi ser?.



¿Será que con ello mis yoes se difuminan
Mi esperanza se hace éterea y mi mente se escinde?

Porque negarte a ti es un negarme a mí mismo.
Es olvidar que bajo días grises un sol brilla en lo alto,
Diáfano e imponente indicando un claro camino.
Se vuelve tortuoso no por aquél, sino por quien lo recorre.



Sempiterna se yergue cual monte cacao
Y sus recónditas grises e inexploradas, entre estalactitas
Y estalagmitas negras y suaves, inapreciables al veedor.
Vedada bajo mi vista. Everest a la mano inalcanzable.

Por eso la cojo,
Y como artesano imprimo una forma
En otra jarra, mismo barro.
Ya no de mercurio o plata.

Mi refracción es más regia.
Pero de los infiernos del Hades no pudo
salir más. Ser-más. Encontrarme.

Brisa primaveral que no logro acariciar.
Insípidos néctares de flores que no distingo.
¿Mi castigo o mi producto?
…¿Y mi inocencia?


Tu voz fue quien en mí ha calado
Y me ha dado vida.
Me ha devuelto a la vida.
Te ha otorgado vida.

Crueles las sendas del destino,
Azules como la piel en invierno
Azotada por las inefables heladas.

Ahora que vivo, muero.
Porque aún siendo conmigo
Te quisiera aquí conmigo, estando.
Yo durmiendo, y tú en lo tuyo.

Queriendo al despertar verte a los ojos
No sentenciando a priori tus actos.
Descubriendo en cada nuevo beso tuyo,
Que gastar un segundo más en pensarte
Es perder un segundo más de amarte.

Que tú eres tú, y yo soy yo.
Y sin embargo estamos juntos…

…pensándonos… sin pensarnos.
…existiendo, al margen del otro.

Pero esa la elección no ha sido,
Y mi novela escrita ha quedado.